HISTÓRICAS y Constituyentes


Por: Amanda Roca

A casi seis meses del "HISTÓRICAS" de Plaza Dignidad y de los dos millones que fuimos este 8 de Marzo, hoy nos enfocamos en los menos de 100 días que nos quedan para Aprobar una Nueva Constitución para Chile. Para mí es imposible desvincular ambos sucesos, pues pareciera que entre octubre del 2019 y octubre del 2020 Chile estuviera corriendo una maratón, un único camino largo y cansador, pero genera muchas expectativas. Por eso cuando me invitaron a escribir sobre qué es aquello que me motiva y convence del proceso constituyente que tenemos por delante no puedo negar que lo que me genera más esperanza es la posibilidad de redactar esta constitución en una Convención Constitucional paritaria, que garantice y proteja la participación de las mujeres. Este proceso constituyente que comenzamos en las calles hoy podría tener repercusiones reales en los valores que fundamentan el Chile institucional que conocemos y podría materializar las demandas que las mujeres chilenas exigimos en las calles, centros educacionales y redes sociales.

Los movimientos feministas que vivimos en América Latina surgen a partir de una de las desigualdades históricas más transversales y que este proceso sea una oportunidad para disminuir las injusticias me llena de esperanza pues nos encontramos ante la posibilidad de escribir una constitución redactada en parte por y para las mujeres.

Muchas veces he escuchado críticas a la actual ola feminista que señalan que este movimiento es de carácter más cultural que político pues las leyes no lograrán abarcar la magnitud de la violencia machista, sino que esta probablemente se irá modificando generacionalmente. Sin embargo, escribir una nueva constitución significa redactar cuales serán los principios y valores en los que descansará el marco institucional del país, por lo una constitución con perspectiva de género si puede tener importantes cambios en la creación de leyes a partir de principios que fomenten la disminución de la brecha de género.

Nuestra actual constitución fue redactada en 1980 por la denominada "Comisión Ortúzar", organismo creado por y para la dictadura y compuesto únicamente por hombres. Por lo mismo nuestra constitución carece de legitimidad, pues además de haber sido redactada en un periodo de tiranía, dejó de lado a más de la mitad de la población sobre la cual pretende legislar y sus principios y valores son una expresión de lo mismo.

Este sesgo machista en la constitución actual se ha manifestado a lo largo de los años. La discusión en torno al aborto y el fallo del Tribunal Constitucional del 2019 a favor de la objeción de conciencia son un claro ejemplo de que en Chile el marco institucional de limitación de toda ley es profundamente discriminador para el 51% de la población. Así, los valores de la actual constitución permiten que se cuestionen proyectos tan simples como el reparto de la píldora del día después, restringiendo los derechos reproductivos de las mujeres y la posibilidad de tomar decisiones sobre nuestros cuerpos.

A partir del movimiento generado por Las Tesis con "Un violador en tu camino" muchas hemos podido entender el importante lazo que posee la institucionalidad chilena con la violencia machista y patriarcal. Las instituciones estatales son responsables de esta violencia y mientras los pacos, los jueces, el Estado y el presidente respondan a una constitución machista Chile seguirá siendo machista, nuestra estructura social seguirá amparada por la ley y las mujeres seguiremos siendo vulneradas en la mayoría de los espacios públicos.

Necesitamos que se materialicen las demandas que llevamos años exigiendo como mujeres en las calles y que la Constitución no sea una herramienta para seguir perpetuando la brecha de género. Este proceso es una oportunidad única de avanzar, proponiendo por ejemplo un concepto más amplio de familia que no sólo permita más libertades a las mujeres, sino también a otras comunidades como la LGBT+, que reconozca y valore también la importancia del trabajo doméstico en el desarrollo productivo del país y que exija paridad en más espacios, como lo son el Congreso, las instituciones integrantes del poder Judicial o los Ministerios. Creo firmemente que una constitución que impulse leyes para el acceso de las mujeres a distintos espacios generará un cambio en la forma en la sociedad ve a las mujeres, lo que repercutirá en todas las aristas, tanto en la esfera pública como en la privada.

Ahora bien, es importante destacar que pese a que la nueva constitución puede colaborar a destruir la estructura patriarcal en la que nos hemos criado no hará que de un día para otro las mujeres dejen de ser abusadas y violentadas en sus hogares y barrios. Sin embargo, puede producir importantes cambios en los valores que fundan las leyes y determinan sentencias.

Es importante destacar que esta posibilidad de reivindicación de las mujeres a través de una constitución justa y paritaria quedaría obsoleta si se decide popularmente que la constitución debe ser redactada por una Convención Mixta (es decir, la mitad de los redactores serían miembros del actual Congreso y la mitad elegida por la población con la única finalidad de redactar la constitución) ya que la paridad en el proceso constituyente regiría legalmente sólo si el pueblo elige una Convención constitucional (órgano elegido íntegramente por el pueblo con el objetivo único de redactar una nueva constitución).

Por lo mismo, no me queda más que invitar a quienes están leyendo a apoyar tanto el Apruebo a la Nueva Constitución para Chile, como la Convención Constitucional este 25 de octubre. Pese a que esta decisión no será una solución inmediata a los problemas que enfrentamos hoy en día si puede ser un avance muy profundo para superar las desigualdades y brechas existentes, permitiendo que avancemos hacia un Chile más justo.

Por último, me gustaría invitarnos a seguir luchando, como feministas, como estudiantes, como vecinos y como ciudadanos. Las calles siempre serán lugares legítimos de protesta que no debemos abandonar en el proceso constituyente. Ambos espacios deben complementarse, pues lo que quede escrito en la Constitución debe ser lo que dicen los muros y gritos en las calles. Lo que se decida el 25 dará el pie para un profundo e importante cambio institucional que debe seguir siendo guiado y defendido en las calles de todas las regiones de Chile. 

Equipo La Voz Constituyente
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