OCTUBRE DE TODAS LAS DIGNIDADES


Por Jorge Ortiz 

A días de terminar el mes de septiembre y de conmemorar los cincuenta años del triunfo de Salvador Allende, de recordar nuevamente los 47 años de la traición cívico militar y de la brutal intervención del imperio del norte, estamos a un paso de entrar a un mes también marcado por el ayer y de un presente lleno de esperanza.

En este ayer, un joven de 30 años, Miguel Enríquez Espinosa, médico de profesión y revolucionario por convicción, el más buscado por todos los aparatos de inteligencia de la dictadura, es asesinado el cinco de octubre de 1974 en calle Santa Fe comuna de San Miguel y, como cantaría Patricio Manns, seiscientos se necesitaron para callar su voz, un ejemplo de la ética política, de convicción y compromiso, que nos marcaría a muchos que siendo jóvenes casi niños, nos comprometimos a levantar sus banderas, a resistir y luchar contra la dictadura.

Hoy, en este mes que ya nos llega, y estando ad portas de cumplir un año de nuestro propio octubre y que serán otros John Reed quienes lo escribirán para la posteridad, se nos vienen las imágenes de esos y esas valientes jóvenes de secundaria, que en un acto de profunda valentía, osadía, compromiso y amor por su pueblo, estremecieron a todo nuestro país, nos hicieron ver con sus acciones que era necesario cambiarlo todo, que esos torniquetes representaban los amarres que tenemos que terminar. Nos dijeron que este no es el país que ellos quieren heredar, que no es la realidad la que muestran los matinales y que no somos una burbuja en Latinoamérica; nos mostraron y gritaron que este chile es injusto, de unos pocos que lo tienen todo y de muchos que sólo sobreviven y que la dignidad es un derecho para todas y todos.

Como consecuencia de sus acciones, empezamos a despejar las verdades de la historia, como ha sido construido este país injusto y violento. Volvimos a mirar a los otros con confianza y cariño, nos empezamos a reencontrar, nos tomamos un lugar para estar, en dignidad por siempre y en cada ciudad y pueblo de nuestro país, esta ese lugar digno de todas y todos. Afloraron miles y miles de demandas, urgencias, deseos y sueños, todas importantes, y muchas postergadas por décadas por el poder de turno y esa bandera hermosa y llena de historia y significados del pueblo Mapuche, se convirtió en estandarte; que emoción verla todos los días, y en lo mas alto de una singular y fría estatua de un general victorioso, imagen que se convirtió en icono de toda dignidad.

A pesar de toda la represión, violencia y brutalidad, ejercida por los agentes del estado y a pesar de toda la desinformación que los medios diariamente trasmitían, no pudieron con el deseo mayoritario de quienes queremos un país mejor. Tanto sufrimiento, tanto salvajismo que nos tocó vivir y presenciar, no fue capaz de detener que se fuera plasmando el deseo de cambiar el último y gran instrumento de organización que heredamos de la dictadura y al que en treinta años sólo se le hicieron cambios cosméticos: la Constitución de Pinochet y de la oligarquía.

Sabemos que esa Constitución fue formulada y plebiscitada bajo el imperio del miedo de una dictadura cívico militar brutal, sin ninguna posibilidad de que la ciudadanía participara en su elaboración, pero también sabemos que fue creada para construir un tipo de sociedad, donde el Estado fuera sólo subsidiario, donde el individualismo y el poder del dinero en todas las esferas de nuestra sociedad fueran el eje rector de nuestras vidas, una constitución donde no hay derechos garantizados en ningún sentido y en ningún ámbito. Si Ud. puede pagar tendrá las puertas abiertas, caso contrario no es problema del Estado.

Si hay un legado concreto y real de nuestro 18 de octubre, es la posibilidad por primera vez en la historia de nuestro país, es tener una Constitución elaborada por las ciudadanas y ciudadanos que recoja las líneas bases de la sociedad en la que queremos vivir: Un país plurinacional, comprometido y activo en la defensa de los DDHH, con educación gratuita y de calidad, con derecho a la salud, respetuoso del medio ambiente, que garantice el derecho a la vivienda, que estipule el agua como un bien público, que nacionalice nuestras riquezas mineras, con un sistema de pensiones que contenga criterios de solidaridad y dignidad, que asegure en los espacios públicos y políticos la paridad, etc. Todas las constituciones anteriores de chile fueron elaboradas por pequeños grupos de interés, generalmente por la oligarquía de nuestro país sin considerar en nada los puntos anteriores, por el contrario, asegurando sus intereses económicos y políticos.

A pesar de esta terrible pandemia donde una vez mas queda al descubierto lo desigual de nuestra sociedad, el 25 de octubre será histórico y estoy seguro que daremos un ejemplo al mundo. Pero es imperioso y muy importante seguir trabajando en estos días, para ganar en forma rotunda con una amplia participación y con las opciones apruebo y asamblea constituyente como expresión de aquello.

Octubre nos llega, gracias miles a todos quienes nunca han dejado de luchar y soñar.

Equipo La Voz Constituyente
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