
Pandemia, Ollas Comunes y Nebraska.
Por Alexis Ibáñez
En estos últimos meses, todos hemos visto cómo resurgen recuerdos que parecían ya olvidados: las ollas comunes. Éstas evocan muchos recuerdos, buenos o malos, sobre la dictadura y sus inclemencias, sobre la organización popular y su capacidad real de incidir.
Hay que recordar que en los 80 las ollas comunes se hicieron costumbre dado la fuerte crisis económica que vivía Chile, donde los más afectados eran aquellos olvidados por el Estado y los explotados por los más ricos. Esa clase trabajadora que ha enfrentado un sinfín de dificultades para salir adelante. La historia hoy se repite, llegan nuevamente las ollas comunes y los chilenos y chilenas reconocen el gran valor que éstas tienen para el cuidado de las personas, de la comunidad y de las familias. Pero ¿por qué reciben tantos elogios organizaciones que no deberían existir en primer lugar? Porque a mi entender cumplen un rol FUNDAMENTAL: Cumplen el rol que debería cumplir el Estado, protegen y dan la vida mientras el Estado se hace ausente de sus funciones, porque mucho se habla del contrato social y yo me pregunto: ¿Qué contrato? ¿Uno que postula que los ciudadanos deben acatar y agachar el moño mientras que el Estado hace oídos sordos cuando se le exige que cumpla con su parte del contrato?
Me pregunto ¿qué sería de todas las personas que hoy ven la posibilidad de alimentarse en las ollas comunes si éstas no existieran? ¿Qué sería de ellos si fueran dejados solamente al cuidado del Estado? Anticiparía lo peor, porque hoy los vecinos y vecinas han demostrado ser mucho más eficientes que el Estado vigente; han demostrado que ante la adversidad nuestro Estado no puede actuar y somos nosotros, las y los ciudadanos comunes y corrientes, los que debemos poner el pecho a las balas al final del día. Parece que nuestros intereses al día de hoy sólo son nuestros, que a nadie afuera, exceptuando por el mismo pueblo, piensa en cómo la estará pasando el vecino de al lado. Por un lado, me desilusiona el nulo Rol del Estado, por otro, me esperanza saber que existe gente y es la inmensa mayoría, la que tiene las intenciones de construir un Chile mejor.
Sueño el día con que el Estado seamos realmente todas y todos, en que la gente común se involucre aún más en política y que construyamos un futuro mejor, un país mejor, un Estado que se preocupe de verdad por las mismas cosas que piensa la gente común. Ese día llegará, y las grandes alamedas se abrirán, pasarán las mujeres y los hombres libres para construir una sociedad mejor, más igualitaria donde todos y todas sean escuchados. Ese día, tan soñado por millones de chilenos y chilenas, se hará realidad. El día en que conseguiremos una NUEVA CONSTITUCIÓN se dará el primer paso hacia la dignidad. Ese día ya tiene Fecha: 25 DE OCTUBRE. Ese día estaremos presenciando el comienzo del Fin este modelo segregador e injusto. Por eso yo voto Apruebo / Convención constitucional.